La búsqueda de Dios

Como casa sábado los jóvenes estudiamos diferentes temas y en esta ocasión pudimos reflexionar ante este tema tan necesario para el cristiano, la búsqueda de Dios enfocado desde el punto de vista del amor hacia Dios, comenzamos leyendo el siguiente pasaje:

Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle,diciendo:

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento.

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

S. Mateo 22:35-40

Es un texto donde engloba el motivo que nos lleva a la búsqueda de Dios. Una palabra tan sencilla y que engloba todos nuestros actos: AMOR.

Es más que evidente toda la teoría que sabemos, todos los años que hemos sido instruido, cuantas predicaciones hemos escuchado, incluso en algún momento nos hemos visto impactado por algunas de ellas... pero que pasa entonces... ¿Por qué estamos tan englobados en nuestra rutina? ¿Por qué nos es tan indiferente lo que escuchamos cuando salimos de la iglesia?... Reside todo en este concepto, AMOR.

Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu ama, con toda tu mente, implica estar enamorado de Dios, estar apasionado por Él y todo lo que tenga q ver con Él. No importa el tiempo, no importa el cansancio, no importa lo que tengamos que hacer, no importa con que tengamos que luchar, el amor cubre todo. ¿Estamos enamorados de Dios?

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,

porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Haced todo sin murmuraciones y contiendas,

para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

Filipenses 2:12-15

El consejo de este pasaje es cuidar nuestra salvación con temor y temblor. Dios pone en nosotros no solamente el querer sino también el hacer. Si hemos degustado el amor de Dios, hemos experimentado esa pasión, ese enamoramiento, hemos hallado esa salvación. Nuestro actuar es cuidar de ella, no dejar que nada te lo robe, y además no solo queda en el querer hacer lo correcto sino en hacerlo, implica acción.

Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

Santiago 1: 21-26

Ser hacedores de su Palabra y no solamente oidores de ella, ser prácticos en el consejo de Dios y no solamente conocedores de él. Si hacemos lo contrario a este consejo, nos engañamos a nosotros mismos. No engañamos a la iglesia, ni al pastor, ni incluso a Dios, nos engañamos a nosotros mismo porque nos parece construir, avanzar, edificar... pero no lo hacemos. Si el ingeniero se queda en la teoría, no realiza su profesión, conoce teoría pero no se desarrolla el fundamento de la teoría.

Mira atentamente a la perfecta ley, la que nos hace libre, persevera en ella y serás bienaventurado en lo que hace. Si alguno se cree religioso solo conociendo y sabiendo lo que hay que hacer pero no llevándola a la práctica, la religión es vana.

1 Corintios 13