En el regreso diario del tren como cada día veía las florecillas del campo, los colores tan bonitos, está toda la salina repleta de florecillas, el cantar de los pajarillos tan felices. A veces vivimos tan preocupados por nuestras vidas que no disfrutamos de las cosas que Dios ha creado para nosotros; Todo lo que Dios ha hecho por y para nosotros. Esas flores me hicieron recordar que si Dios viste a las flores y le da su hermosura y los pajarillos son alimentados , ¿no valemos nosotros mucho más que ellos? Nuestro padre celestial siempre está al cuidado de sus hijos, Él nunca nos dejará. Miremos al cielo cada mañana y veamos su grandeza.
Mari Carmen Guerrero González